El pasado domingo finalizaron los juegos de la XXIX Olimpiada que se han celebrado en Pekin y de los que os suponemos puntualmente informados. Dos deportes se han llevado los peores palos por parte de la prensa española: atletismo y sobre todo natación, que sólo logró un finalista.
¿Qué problemas tiene la natación y también el waterpolo para que no terminen de dar el salto adelante? Aparte de las rencillas clásicas entre entrenadores y que, desde que tenemos uso de razón, los federativos, directores técnicos y seleccionadores son siempre los peores y no tienen ni idea y los mejores siempre están marginados (esto seguirá pasando aunque en las próximas elecciones de la Federación Española se de la vuelta a la tortilla; los que alcancen el poder serán los incapaces y los más válidos estarán a verlas venir; siempre es así), tenemos un grave problema estructural. Sólo una nadadora tuvo el valor de decirlo y ha pasado prácticamente desapercibido para los profundos analistas deportivos que sólo hablan de nuestro deporte cada cuatro años para decir lo mal que va: no hay instalaciones para entrenar. Nadamos por una calle y en las de al lado tenemos en una el aquaeróbic y en otra los niños con el churro.
En los últimos años se han construido muchas piscinas cubiertas, pero ¿cuántas se pueden utilizar para practicar la natación, el waterpolo o la sincro a nivel competitivo? Prácticamente ninguna. Se construyen piscinas, se entregan a empresas de gestión y en cuanto aparecen los gestores por una puerta, los deportistas salen por la otra. De eso saben mucho en la Picornell en Barcelona que disfrutó de unos juegos olímpicos y hoy prácticamente no se utiliza para competiciones deportivas. En el último campeonato (de España) de waterpolo que estuvimos allí, se montó el campo en media piscina y la otra media estaba con corcheras para que los usuarios siguieran utilizando la instalación. Fantástico Campeonato de España con bañistas por el medio y en una piscina que sí había sido olímpica.
Conocemos más directamente los problemas que tenemos en Zaragoza, pero son los mismos que tienen en cualquier ciudad de España. Se construyen las instalaciones a conciencia (con dimensiones no aptas para la competición) para que el uso sea exclusivamente lúdico y den dinero con cursillos u otras actividades. Zaragoza puede presumir de ser una de las ciudades más originales de España, no sólo en el tráfico (aquí se inventó la rotonda con semáforos y el que tengas que poner el intermitente para seguir recto, etc.) sino que también en las dimensiones de las piscinas somos únicos (esto vale también para la DGA). Sólo en Aragón se hacen piscinas de 25x12,50 (seis calles, en todos los lugares se hacen de ocho y puestos a sacar dinero, cabe más gente) y lo mejor es la profundidad: de 1,50 a 1,70; matamos dos pájaros de un tiro: no valen para competiciones y tampoco son lúdicas pues el que no sabe nadar tampoco está precisamente cómodo en esas profundidades. La prioridad absoluta son los cursillos. Los equipos de natación o waterpolo no tienen cabida. En la última abierta, Siglo XXI, sólo hay disponibles dos calles tres horas a la semana para poder entrenar a partir de las 17.30.
Por tanto, no hay ninguna piscina municipal, salvo bomberos y ya tiene 25 años, en la que se pueda practicar waterpolo y la única que tenía 2 metros de profundidad, la del Palacio de Deportes de la Romareda, se le subió el fondo cuando se hizo cargo de la gestión Zaragoza Deporte. Los bomberos ya se han cansado de que esta especialidad se juegue en su instalación y cada vez hay más problemas para usarla. No olvidemos además que ya tiene 25 años y el día menos pensado tendrá que sufrir reformas y por tanto se cerrará y ese día, adiós. De nuevo deberán ser los clubes con instalaciones privadas los que se tendrán que hacer cargo de este deporte en exclusividad. Qué diferencia con los deportes de sala (baloncesto, balonmano, voleibol, fútbol sala, etc.) que han podido crecer gracias a las instalaciones municipales realizadas en los últimos años, pensadas para su uso por deportistas, tanto de nivel básico (pabellones de barrio y colegios) como de alta competición (Príncipe Felipe y Siglo XXI) aunque con la actual política de ayudas, estas últimas instalaciones apenas las usan los deportistas aragoneses.
Otro aspecto a tener en cuenta es que la natación es un deporte de ricos. Las tarifas para grupos deportivos son mucho más caras en las piscinas que en los pabellones. Por ejemplo, para los clubes con convenio municipal, entrenar una hora en una pista completa de un pabellón municipal cuesta 12,20 euros. Una calle en una piscina municipal son 15,40. Si nos vamos a una competición, la cosa se dispara: En un pabellón, una hora vale 16,40. Una hora de competición de natación vale 64,70, según las tarifas oficiales del ayuntamiento. Si se organiza una competición escolar en un pabellón municipal los usuarios no pagan nada. Si se organiza un campeonato escolar de natación en una piscina municipal o un partido de waterpolo de la misma competición hay que pagar las tasas establecidas. El coste que debe soportar un equipo de natación o waterpolo que utilice una instalación municipal es mucho más alto que en cualquier otro deporte.
No dejaremos de lado las responsabilidades propias de federaciones y clubes cuando tienen instalaciones y no son capaces de sacarles el rendimiento apropiado. No vaya a ser que el Ayuntamiento decida hacer una piscina "emblemática" nos la ofrezca a Federación y clubes y luego nos dediquemos todos también a dar cursillos que al fin y al cabo es lo que da la pasta y no la competición. La DGA remodeló la piscina del Parque Deportivo Ebro para uso fundamentalmente deportivo. La FAN creó un Centro de Tecnificación de Natación y se quedó con la gestión de los cursillos. A día de hoy, el Centro ha pasado a mejor vida pero sigue con la gestión de cursillos. Eso sí, gracias al dinero que se consigue con esa gestión, nuestras jugadoras cadetes viajan a albergues juveniles cuando se desplazan con la selección de Aragón.
Una última reflexión. En estos Juegos Olímpicos han participado 286 deportistas españoles. Aragón ha aportado 5 deportistas, el 1,75% cuando nuestra comunidad representa el 3,6% de la población española. De estos cinco, tres tienen más de 30 años y otra protagonizó el suceso más lamentable de nuestra representación. Esperemos que seamos todos capaces de reconducir las cosas en estros próximos cuatro años para que cambie la situación de nuestro deporte en nuestra comunidad.